THE CURE - THE HEAD ON THE DOOR


Disco publicado en agosto de 1985

The Cure siempre ha caminado entre el desfiladero de la depresión profunda y las autopistas de entusiasmo musical. Aunque son reconocidos por su carácter gótico y la melancolía de Robert Smith,  ha escapado a la oscuridad a través de pasajes vivos, dulces y hasta bailables, pero sin perder la pesadez de sus telarañas emocionales. El disco que logró equilibrar las cargas fue The Head on the Door, donde cavó profundo en la tristeza y utilizó con destreza el pop para sollozar entre la fiesta.

                    

El regreso del bajista Simon Gallup a la formación del grupo inglés fue esencial. Líneas de bajo definidas, navegando entre el post punk y el new wave. Sólidas baterías de Boris Williams y labores juiciosas de Lol Tolhurst en teclas y Porl Thompson en cuerdas. Todos ellos bajo el primer album de control creativo absoluto del vocalista Robert Smith.

La esencia del desconsuelo lírico es permanente en el disco, sin ser conceptual. Pasajes de desesperanza, cuestionamientos de fé, miedos y conflictos internos son línea constante del LP, aunque hay sorpresivos asomos de conquista y ganas de seguir viviendo gracias a la nutrición del amor, la única luz que asuma en la cueva existencial de Robert Smith.

Simon Gallup, el golpe Bajo, el Grave encanto

El album The Top (1984) venía de una línea de voraces golpes como "Give me it" y desaciertos como "Dressing up", con intentos de fusionar otros ritmos. En The Head on the Door los ejemplos más notorios vienen empacados en "Kyoto Song" con un aire oriental e influencia de Siousxie and the Banshees, y "The Blood", cuerdas flamencas al servicio de el misticismo oscuro de Smith.

El gran truco de esta placa fue ensamblar un rock más digerible y vivaz, con un interesante toque de new wave. El estallido de "The Baby Screams" hace recordar "Let's go to Bed" pero de un modo más intenso y con los mismos quejidos vocales sin futuro, 'How can you be proud when you're sinking into the ground'. La distorsión efectiva de "Screw" es vigorosa y se cuela con facilidad en la frescura de mediados de los 80.
Robert Smith y The Cure: la tristeza audaz

Pero la principal memoria del disco siempre va a ser "Close to Me". Pegajoso, accesible, melódico, es la cuota principal que The Cure le regaló al pop en aquella década. Susurros de placer ahogado, trompetas y saxos que destruyen las fronteras góticas y teclados listos para ser pinchados en los bares donde no existe la tristeza. Smith le da una oportunidad al color y clama por luz amorosa para su existencia.

Aunque el lado oscuro nunca se abandona. La herencia post punk viene en la vacía añoranza de "The Push", destacada en el disco, guitarras vitales para tristezas moribundas. Sin ser tan atractiva, la lenta pesadez de "A Night like this" manifiesta rescatar un amor perdido. Con bajo solemne y teclas dramáticas, "The Sinking" es una envoltura musical de conflicto interno sin reversa, 'I am slowing down as the years go by'. El consuelo del desahogo.

The Head on the Door es un disco de miedo feliz, de pop oscuro, de rock afectuoso.



GRAN TRACK.  Las lindas guitarras y los amables teclados de "In Between days" son el perfecto equilibrio entre su curva de depresión y sus arrebatos entusiastas, evocando al amor y manteniendo el dolor.

MAL TRACK.  Puro new wave en 6/8, "Six Different Ways" no es mala pieza, pero es la que cuenta con menos poder a la hora de confrontarla con el rock y la más inaccesible a la hora de confrontarla con el pop.




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