DAVID BOWIE - HEATHEN


Disco publicado en junio de 2002


Los 90s fueron una década muy electrónica para David Bowie acompañada por un éxito mas bien moderado y una crítica dividida, aunque nunca dejó de ser objeto de vanguardia. La ciudad que lo acogió protagonista del nuevo milenio fue New York, envuelta en un pesimismo notorio por el atentado a las Torres Gemelas, el espíritu beligerante del presidente Bush Jr. y la visión de un mundo menos entregado a las emociones y más a las tecnologías. En medio del ambiente pesaroso nació Heathen.

               
Bowie no profetizó el atentado 9-11. No estaba seguro de ataques ni violaciones de seguridad. Estaba escribiendo las letras del disco en 2001 sin tener un pensamiento previsible de guerra. Pero percibía desazón, pesimismo, barbarie. Un oscurantismo inevitable que coincidió con los atentados y que acompañó el espíritu temeroso y desmoralizado de los americanos, una visión de futuro marcada de espinas y horror.

Heathen fue un album más rock, con resquicios electrónicos de su momento noventero, un aura psicodélica de lado oscuro y melancolía en casi todos sus rincones. Incluyó tres covers, material de su trabajo inédito Toy y el acompañamiento en producción de Tony Visconti, con quien no trabajaba desde 1980. Reclutó músicos de buena talla como el siempre fiel Tony Levin (King Crimson) Carlos Alomar, Matt Chamberlain (Pearl Jam), Pete Townshend (The Who), Dave Grohl (Foo Fighters) y Jordan Ruddess (Dream Theater), entre otros músicos de sesión. Los listados trataron bien al disco.

El single Slow Burn, con guitarras de Pete Townshend
Sobrepasar los 50 años, llegar a un nuevo milenio, ver asomar la decadencia, la opaca visión de un viejo melancólico pero genial. "Sunday" es un domingo triste, atmosférico, con un clímax musical cortado, tal vez adrede debido al cansancio de la vida; "Slip away" es desfile sombrío, synths que lloran nostalgia de una niñez lejana e inalcanzable; el peso de la vida efímera continúa con "Heathen (The Rays)", ternura pesarosa de un peregrinaje corto por este planeta; "Slow Burn" es un momento musical muy 70s con depresión emocional muy 2000s, gran canción que completa su visión del mundo, 'And the walls shall have eyes/ And the doors shall have ears/ But we'll dance in their dark/ And they'll play with our lives'.

La cuota de descanso emocional para Heathen fueron sus covers. "Cactus" de Pixies se hace un poco más adulta, mejor producida y menos carrasposa, aunque no trasciende como sobresaliente. Desempolvó "I've been Waiting for you" de Neil Young y le inyectó un arsenal de rock and roll con  guitarras a más decibeles. Su último cover "I Took a Trip on a Gemini Spaceship" de Legendary Stardust Cowboy, proviene del espíritu de Ziggy Stardust (1972) y hace estación en su LP Earthling (1997), cercana a las autopistas electrónicas que se bailan y cabecean en simultánea, y que David ha sabido vestir con decoro los últimos dos decenios.
Un Bowie desesperanzado recibía el nuevo milenio
El disco es un continuo cuestionamiento. Hacia la vida. Hacia el paso del tiempo. Hacia los manejos del poder. Hacia Dios. La melancolía futurista en el sonido de "I Would be your Slave" es un toque de refinación solemne mientras busca reconciliarse con Dios a ritmo de cellos de otro planeta; el toque de tristeza celestial continúa con "5.15 The Angels have Gone", tributo a los seres queridos que no regresan, en especial a John Entwistle (The Who); ritmo dulce, el pop rock de "A Better Future" es una plegaria para volver a Creer en Él, 'I demand a better future/ For I might just stop loving you'.

David Bowie siempre ha sido un peregrino de la música, la moda y las artes en general. El oscuro paso de Heathen por el comienzo del milenio fue un punto alto de pesimismo versado, de fatalismo sensato.


GRAN TRACK. El despunte guitarrero de "Afraid" junto a las orquestaciones en violines es el perfecto equilibrio entre pasión y razón virtuosa. Rock and roll que se rebela con lágrimas finas, una hermosa ira de fragilidad inevitable, 'I got so lost on the shore'.

MAL TRACK. Una especie de balada glam es "Everyone Says Hi", inofensiva y con una voz un tanto dulzona de David, que fue segundo single del disco y funcionó bien entre el público, pero que puede pecar por ingenuidad melosa.


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