Minimal frenético y dispuesto a brindar amor delirante. El dúo neoyorquino Suicide no era triste, no vivía abatido ni andaba rodeado de antidepresivos. Colindaba con muchos terrenos musicales pero crearon una comarca única e inimitable, casi inclasificable. Su album debut Suicide (1977) fue una muestra de personalidad desbordante que logró engendrar el ruido a través de la simpleza de un sintetizador, cajas de ritmos y una voz sensual, nostálgica y siniestra. Un sonido tan influyente como auténtico.
"Cheree"es dulzura parroquiana. Alan Vega retoza con evocación cincuentera y expulsa murmullos que pelean entre lo romántico y lo erótico, en un frenetismo camuflado de ternura gracias a las melodías sintéticas de Martin Rev, que con cuatro notas y algunos tecleos celestiales germina una melodía de synth pop lavada en acidez sentimental. Esquelas alucinógenas.
Inspirada en una antigua novia de Rev, "Cheree" se eleva en una inocente invitación de amor de letra simple y minimalismo efectivo que podría caber en los anaqueles del synth pop con una nostalgia psicodélica que solo pueden despedir las teclas y marañas electrónicas de Martin Rev. Mientras tanto, Vega transpira una nerviosa sensualidad entre sus cuchicheos de coquetería básica, que en vivo se podrían explayar a alaridos inclementes. Seducir desde la simpleza, pero simpleza original.
'My comic book fantasy / Oh I love you'.
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