La dualidad de la vida tocó todos los flancos posibles de Sam Cooke. Cobijado por el don de una voz inigualable, una presencia que dominaba seguidores sin mayor esfuerzo, la bendición de su padre, hombre consagrado a Dios, y la visión emprendedora de un ser que logró tener sello disquero, agencia de publicidad y naturalmente miles de copias vendidas gracias a sus atributos musicales. Pero al lado de su iluminada carrera estuvo rodeado de muerte: su ex-esposa, su hijo menor y la suya propia, que hasta el día de hoy es confusa y contrasta con su arrollador suceso.
Molde revelador del soul. Una voz consistente, enérgica y sentimental, unas bases gospel que provienen de lo divino para resaltar lo humano, un despertar juvenil de ritmos bailables que se entremezclan con el romance y las ganas de vivir, en medio del naciente rock and roll y el auge del twist. En 1961 "It's All Right" fue la cara B de "Feel It". Mientras el single se retorcía de alegría danzante y competía de forma sana con el desenfado musical de Ray Charles, su contracara bajaba las revoluciones, abrazaba una pizca de blues, lloraba con moderación gospel, insertaba modales doo wop y seguía sentando bases de soul por causa de su clamor, vivo y entrañable. Coros y violines se encargan de hacer ese molde accesible a público adulto y juvenil.
Curtis Mayfield, otro inmortal de la música negra, contribuyó a la impronta de la canción, junto al guitarrista bluesero Hound Dog Taylor. Su composición no tiene mayor misterio, el amor es la médula del universo, así venga con cuotas de dolor incluidas. Cooke repartía dosis de añoranza para provocar suspiros femeninos en discotiendas y escenarios, y hacía un llamado a la incondicionalidad (cosa que no lo fue tanto en su vida amorosa). La serie de Tv Orange is the New Black se encargó de restituir aquel legado y este primigenio exponente del soul se mantiene más vivo que nunca. Siempre ha estado ahí. Y está bien.
"Remember darling that
I'm near as your telephone"
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