LA RESISTENCIA MUSICAL DE SOWETO : SOBABAMBA

Sudáfrica se consumía en racismo. Décadas de segregación, maltrato y miradas prejuiciosas hacia la población negra crearon con el tiempo un caparazón y una resistencia ejemplar, que poco a poco los llevó a descascarar la imagen que proyectaban y decirle al mundo que ser afro es ir a la raíz, desentrañar la cultura ancestral y construir todo un prontuario de belleza cultural. De este episodio de la historia nació el álbum The Indestructible beat of Soweto en 1985.

               

Desde los barrios pobres de Johannesburgo y Durban fue sembrado el poder musical que se llamó Mbaqanga, que desde un sonido muy africano apegado al zulu ensambla momentos de gospel, agarra fragmentos de jazz, rescata sonidos de granja y animales, de acontecer africano, lo sazonan y encuentran una fórmula innegable de resistencia musical afro. Entre 1981 y 1984 fueron convocados artistas de este circuito para crear un nuevo folklore y ser influencia absoluta del catálogo world, donde gente como Peter Gabriel, David Byrne o Paul Simon se montarían en ese bus para difundir texturas similares hacia el resto del mundo. Los nombres importantes de esta revolución bella de sonidos son Mahlatini, Amaswazi Emvelo, Ladysmith Black Mambazo o Udokotela Shange Namaja.


"Sobabamba" es el instrumental estrella. Una guitarra abre caminos entre la maleza con acordes que parecen ir afinando pero son pura carne viva sin un orden complaciente, que a veces nos remiten a los primeros blues rurales de las plantaciones de algodón gringas. Udokotela despega unos violines calientes, terrosos y pasionales, de caos alegre, invitación a bailar sin seguir un compás ortodoxo, pies negros vibrando en estoicismo y gozo conjunto, con un bajo sereno, cómplice y el rasgueo de sonidos de insectos nativos, con olor a biltong de carne y sabor a un folklore tan penetrante y poderoso que logró resistir a la historia de forma heroica gracias a su profundo sentido de la identidad africana.

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