EL MOVEDIZO 8-BIT DE CRYSTAL CASTLES: 1991

 

Escuchar esta música solo incita a tener un joystick bailable. En medio de un delirio enérgico de 8-bit incesante y tonos esquizofrénicos de placer desbocado, Crystal Castles es la plataforma que renovó el sentir electrónico de final de la primera década del 2000. Su construcción de atmósferas parece ligada a la aventura de pasar un tablero de videojuego, entre el frenetismo punk de los gritos de Alice Glass y los juegos tecnológicos de Ethan Kath, canadienses que ramificaron el mundo rave en pro de nuevos sonidos.

 

En 2009 salió su album debut homónimo con buen recibimiento de la crítica. Ruidos digitales que rebotan en las paredes con descaro, luces intermitentes que despiden solemnidad y esquizofrenia en simultánea y un inevitable tono de Arcade vestido de cuero, electrónica triste pero movediza, que exhala bipolaridad en medio de su orden traidor y a veces estalla en un caos primitivo de vigor incontrolable.

El delirio triste del 8-bit: Alice y Ethan

Cuando la voz de Alice se ausenta, Ethan se encarga de ensamblar pistas instrumentales de calidad haciendo chispear el 8-bit de sustancias y pixeles, códigos binarios y claves escondidas, en medio de un baile que parece apagado y respira nostalgia. Sucede con canciones como "1991", poseedora de beats ordenados pero algo melancólicos, danza de sótano con zumbidos de desahogo y un golpe de house tenue, que sin embargo incita a un climax de implosión, el placer de llorar y bailar en simultáneo en la 'antifiesta' del siglo XXI.


 

Comentarios