EL VIAJE A LA CUESTA DE FUCK BUTTONS: SPACE MOUNTAIN

Bullicio que parece anunciar el fin del mundo. Sin feedbacks de guitarra, sin líneas de bajo acusadoras, sin batería sudorosa. Máquinas. Teclas sintéticas de Bristol libres, listas para elaborar el caos, una demencial ruta hacia la ascensión en medio de las llamas, todo a través de las tramas experimentales de Fuck Buttons, el dúo de Andrew Hung y Benjamin John Power, que trasladaron el noise y el post rock al universo electrónico sin vergüenza y con todas las ganas de destrozar decibeles en medio de una preparación minuciosa.

             

Luego de germinar ruidos sin concesión con Street Horrrsing (2008) se inclinaron más hacia el universo de las máquinas y construyeron con denodada precisión Tarot Sport (2009), lisérgicos sonidos matemáticos, afanosos y de cierta voracidad serena, que absorben los oídos con vestido formal pero se sienten por debajo unas ganas de anarquía y desnudez recorriendo todo el espacio sonoro posible. Bajo la producción de Andrew Weatherall (Primal Scream), otro amante del estrépito con reglas, modelaron canciones como "Space Mountain".

Dos que suenan como diez. El trepidante Fuck Buttons.

Una pieza de teclados ansiosos, con deseos de salir corriendo para coronar una cuesta, que va con una suerte de impaciente pero controlado pálpito en crescendo, en medio de una espesura exacta y aliento cronometrado. Un rompecabezas sintético, post-rock de maquinaria, modelando texturas milimétricas llenas de acidez entre ruidajos que anuncian apocalipsis espaciales y caminatas sin pausas a un éxtasis de luz cegadora. Fuck Buttons se encarga de poner en marcha un tren electrónico de vértigo interno con el anhelo de soltarse por un despeñadero en completo orden y sin dejar rastro. Una experiencia alucinante que hace sudar sin moverse.


         

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