EL SUCIO PODER DE LADY GAGA : GOVERNMENT HOOKER

Abierta y sin prejuicio, Stefanni Joanne Angelina Germanotta sabía que la motivaba el eclecticismo desvergonzado. Con The Fame (2008) ya había dado un primer paso de ícono pop donde combinaba un aspecto queer, revolución en su estética, letras llenas de licencias de género y una libertad de expresión que pesaba toneladas. Al llegar Born This Way (2011) Nueva York no era suficiente, tuvo que darle la vuelta a todas las capitales del mundo para dominar a su legión de pequeños monstruos.    

 

 Lady Gaga quería cubrirlo todo. Hacer un album sensual, oscuro, bailable, virtuoso, emancipador. Una heredera de Madonna. Pop entremezclado con otros sonidos, una apuesta riesgosa que terminó siendo su lotería fija. Allí estaba "Government Hooker", uno de sus amasijos que comienza con tono operático y luego se convierte en un EBM con chillidos industriales donde las luces son suciedad fetiche de dos caras, medio cuerpo en la discoteca y el otro en el antro, látex sudoroso de preguntas y respuestas, Gaga entonando a dos formas, una voz masculina castigando y la pista de baile vestida de una atmósfera de cuero extravagante y fiesta sin final.

El color de la revolución: Los looks de Lady Gaga

Se preguntaba cómo llegar a la cúspide, nadar en dinero, untarse de status. Ser la perra del poder. Lady iba entrando en crítica sobre la cosificación de la mujer para tener una posición social, encarnar todas las facetas posibles para sostenerse en el piso alto, combinado con un acento sexual desbocado mientras la voz varonil somete y condiciona. Hasta John F Kennedy sale metido en el cuento en su romance furtivo con Marilyn Monroe, el oportunismo del poder. Un asfixiante y lujurioso retrato de lo absorbidos que estamos por la escala codiciosa. El golpe frontal de su tempo bailable colaboró en aquel reflejo sádico de dominio.

I could be girl

Unless you want to be man

I could be sex

Unless you want hold hands


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