EL BLUES INQUIETO Y NOSTÁLGICO DE MUDDY WATERS : LITTLE GENEVA


La fortaleza del blues se germinó en las plantaciones. Mississippi es la tierra original, el curso del río de cuerdas que daría caudal al género y que más adelante tomaría fuerza en Chicago. En Issaquena comenzó esa aventura de Muddy Waters, prodigio inquieto de cuerdas saltarinas que no tuvo miedo en moverse entre lo acústico y lo eléctrico y tuvo tanta importancia tanto con las grabaciones rústicas de Alan Lomax en los 40s como más adelante con sus compañeros de triunfo en Illinois.  Nombres como Little Walter,  Jimmy Rogers, Otis Spann, Elga Edmonds o Willie Dixon le pusieron barniz a la aventura del éxito.

 

Cerrando los 40s Muddy maltrataba con picardía las cuerdas practicando punteos atléticos, no tan rápidos pero traviesos, caprichosos y con bastante provecho desde lo minimal hasta hacerlo emocional. Sucedía con "Little Geneva". Metrallazos dactilares divertidos en la guitarra, punzantes, temblorosos y espabilados. Sacando la savia de forma productiva entretanto el contrabajo de Willie Dixon practicaba un sube y baja cómplice que podía ser base de un jazz lento pero desenvuelto en blues travieso.

El punteo espabilado. Muddy Waters.

La voz de Waters se luce en carácter, pronuncia con fuerza, conserva el origen sureño, la fuerza delta azuzante. Evoca. Llama. Quiere que su nombre se sienta en el espacio. Geneva es su lamento, su añoranza, su visión. La mira en el horizonte, bajo la lluvia, en la puesta de sol, en cada paso y en cada pálpito. Un blues de tono romántico que canta por una mujer y se rinde por una guitarra.


"I was standing in my window

Watching the rain begin to fall

I want to see Geneva so bad this morning

Man, she heals my all in all".



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