EL ENCANTO DE LA DISTORSIÓN DE THROWING MUSES : HOOK IN HER HEAD

Encontrar dulzura en lo filoso, la distorsión como deleite temerario. Para llegar a este punto se necesita de un huracán sutil envuelto en la dualidad de Tanya Donelly y Kristin Hersh, hermanastras lideresas y punto de quiebre para determinar aquel poder de Throwing Muses, que junto al bajo de Fred Abong y la extraña y alabada batería de David Narcizo lograron firmar con 4AD y abrirle brecha al sonido alternativo americano con la década de los noventas naciendo y el grunge comenzando a infestar el movimiento juvenil.

                          

The Real Ramona (1991) es el momento álgido de la banda de Rhode Island. Doce canciones que sufrían con acidez, camuflaban una distorsión agreste entre voces dulces y expectoraban rimas surreales y dolientes. El ejemplo que se explaya en virtuosismo, corriente alternativa, gemidos y distorsiones está en "Hook in her Head", interesante tour de cambios de ritmo entre la batería vehicular e impaciente de Narcizo y la voz de Hersh que reparte crudeza femenil, una canción que llega a una creciente imprevista de gruñidos de guitarra, coros llenos de desasosiego, bajo que marca el caos y el anuncio a uno de los más grandes elogios a la distorsión encantadora donde se entremezcla el vértigo cacofónico con un éxtasis malicioso de olor a mujer.

La canción es un acto de demolición controlada. Se va desprendiendo de la vida a cada segundo, se va desenganchando de la incomodidad existencial. Hersh se desahoga en gemidos inconformes, invoca la tormenta entre versos y entre sus singulares letras de poco acceso difiere de la vida y los vivientes. Mientras tanto, Tanya desnuda su guitarra con el pedal más ácido y brinda un malestar ameno con garantía de climax.

Un torrencial recorrido de sudor y clase desinhibido entre guitarras.


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